viernes, 15 de mayo de 2015

15-M Diario de campaña

15 de mayo, 15-M. Un aniversario de sabor agridulce. Hace cuatro años surgió una movilización ciudadana que reclamaba un cambio importante en la política de este país. Movimiento de indignados, dijo la prensa, alguna muy optimista en otros países hasta habló de Spanish revolution. Ojalá. Los resultados, por el momento, son mucho más modestos. Las aspiraciones puestas de manifiesto entonces siguen pendientes. Incorporadas a la agenda política, pero pendientes.

Un movimiento como el del 15-M, como cualquier otro movimiento social o político, requiere de dos cosas para triunfar: un programa y una organización. Las difusas ideas que se enarbolaron en tantas plazas y manifestaciones han de concretarse en un plan de acción. Las asambleas abiertas pueden ser un comienzo de algo, pero pronto se agotan sus resultados, para avanzar en acciones que transformen las cosas deben dotarse de una organización política mucho más vertebrada.

Por desgracia no ha surgido ese programa ni esa organización. Hay muchos programas, muchas organizaciones, unas nuevas, otras antiguas, otras viejas. La aspiración de confluencia de toda esa gente, esa organización y esas propuestas en un frente político no ha sido posible. Ni en las municipales de 2011, ni en las generales del mismo año, saldadas ambas con victorias aplastantes del PP, ni en las europeas de 2014, ni en las actuales municipales de 2015.

Pienso que para llevar adelante las aspiraciones del 15-M no procede, ni procedía, crear un nuevo partido político. Ya hay demasiados partidos. Nuevos y viejos. Muy parecidos unos a otros. En lugar de más, sería preferible que cambiaran para ser mejores. Y en estos tiempos lo que procede es articular los partidos y otras organizaciones existentes para crear una red, una plataforma, un frente, que lleve adelante ese programa común que puede compartir la mayoría social que jaleó el 15-M. Por aquel entonces, 2011, ya escribí que el partido monolítico de antes está desfasado, lo viable hoy es el movimiento, la alianza flexible de diversas organizaciones a las que une un programa o una causa.

Y vamos a hacer un poco de autocrítica. Izquierda Unida lanzó un proceso de refundación que se ha quedado sin culminar. Tenemos mucha tarea pendiente para cambiar internamente, y cambiar los modos de actuación, para poder cambiar la realidad que nos rodea. Sea cual sea el resultado de estas elecciones hay que continuar en esa senda.

Por lo demás, ya hemos pasado algún rubicón de la campaña, ayer en el frontón Labrit de Pamplona tuvimos el acto central de Izquierda-Ezkerra con la presencia de Cayo Lara.


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