martes, 26 de mayo de 2015

Hora de valoraciones electorales



Pasado el día de reflexión (me refiero al posterior a las elecciones, para asentar un poco las conclusiones, el anterior aunque sea llamado así no sirve para nada) aquí van unas pocas ideas sobre el resultado de estas elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2015.

En España

Me alegra el retroceso del PP y del PSOE. Nos habíamos acostumbrado a un sistema, de dudosa calidad democrática, donde la responsabilidad política, la rendición de cuentas (accountability, dicen algunos en inglés), parecía ausente. Por fin la ciudadanía empieza a pedir cuentas de los desastres de los últimos años atribuibles, no en exclusiva pero sí principalmente, a estos dos partidos: los efectos de la crisis económica, sobre todo el desempleo, un modelo de crecimiento basado en la especulación y el derroche, el recorte de derechos, la creciente desigualdad, la pobreza sistémica, la corrupción.

Me alegra la movilización del voto que se ha producido para exigir cambios, me alegra el desplazamiento del electorado a la izquierda después de las mayorías absolutas y absolutistas del PP. Me alegra que, aunque el bipartidismo no haya desaparecido, haya entrado en crisis y de lugar a una mayor pluralidad.

Me ilusiona el triunfo de las candidaturas de unidad popular, ciudadana o de izquierdas, llámense como se quiera, empezando por Barcelona y siguiendo por tantas otras localidades. Se demuestra su eficacia para propiciar la movilización del voto y para desalojar a la derecha de los gobiernos municipales. Lástima que no hayan sido posibles en todos y cada uno de los municipios y comunidades autónomas. Exceso de protagonismo, desconfianza, cortoplacismo, de unos o de otros, las han impedido en muchos lugares. Pero ese es el camino de futuro y sigo apostando por él.

Me alegra infinito que Esperanza Aguirre haya perdido. Solo que haya podido ser candidata es un síntoma de la escasa cultura democrática que seguimos padeciendo en este país.

Me consuela algo que Izquierda Unida, la formación a la que pertenezco, haya salvado los muebles en las elecciones municipales, haciendo fracasar los vaticinios sobre nuestra desaparición que nos acompañan desde el mismo momento en que nacimos. Me apena el retroceso en las elecciones autonómicas, donde el sistema electoral, con circunscripciones provinciales (y alguna práctica de gerrymandering como la de Castilla-La Mancha) hace más complicada la supervivencia de las minorías. Me entristece la debacle sufrida por IU en Madrid, sobre todo porque es merecida. Hace años que vengo contemplando estupefacto como mis compañeros de Madrid, municipio y comunidad, se dedican más al navajeo interno que a hacer política. Lo sucedido en estas elecciones ha rizado el rizo. Tras la fuga de los candidatos elegidos en primarias abiertas, que una parte de la organización (desorganización es más preciso decir) apoye una candidatura ajena (Ahora Madrid) ha sido el colmo. Que la mayor parte del electorado tradicional de IU haya preferido votar a Manuela Carmena, normal. Y que ayer mismo no haya salido nadie a asumir responsabilidades por el desastre y dimitir (procedería la dimisión de todos los miembros de todos los órganos de IU de Madrid capital y comunidad, para hacer borrón y cuenta nueva) un mal síntoma para el futuro próximo. Como doloroso contraste, que IU haya podido obtener muy buenos resultados en algunos ayuntamientos (véase Zamora, donde opta a la alcaldía) o mantenerse en alguna comunidad (Asturias) indica que donde se hacen las cosas bien, donde hay buenos candidatos que se lo trabajan, no solo durante la campaña sino durante años, el entorno desfavorable que es el habitual para IU se puede superar.

Quedan pocos meses para otras elecciones trascendentales, las que deben elegir el Congreso de los Diputados y el Senado allá por noviembre. El sistema electoral que rige en esos comicios potencia de forma mucho más clara el bipartidismo y penaliza a los terceros o cuartos partidos de cada provincia, además de primar el voto rural sobre el urbano, el voto conservador sobre el progresista. Sería especialmente necesario empezar a trabajar también por candidaturas de unidad popular, ciudadana o de izquierdas en cada provincia, con la misión de desalojar al PP del Gobierno. En esas candidaturas deberían participar, como mínimo, Podemos e IU. A la vista de los resultados de las elecciones municipales y autonómicas (incluidas las andaluzas de hace unas semanas) espero que en Podemos acepten que no pueden ellos solos, que no han arrasado en las urnas sino que se han convertido en un partido más, con buenos resultados pero uno más. Que hayan sustituido aquel impreciso objetivo de echar a “la casta” por el de echar al PP, y que estén dispuestos a entrar en pactos renunciando como único objetivo a ganar en solitario y por goleada, creo que es una muestra de madurez y realismo. Espero que la experiencia adquirida les lleve también a concluir en la necesidad de pactar de cara a las elecciones generales para conformar candidaturas potentes con posibilidades de éxito en todas las provincias.

En Navarra

Veinte años hemos tardado en poder leer el titular “UPN pierde el Gobierno”. Como ese era uno de los objetivos de Izquierda-Ezkerra (Izquierda Unida + Batzarre), junto con el de propiciar un gobierno de cambio que promueva políticas de izquierdas, valoro muy positivamente el resultado.

Cierto que I-E ha retrocedido en el Parlamento de Navarra, en lugar de los tres escaños de la legislatura anterior ha obtenido solamente dos. Pero hay lugar para el consuelo. Son dos escaños que contribuyen a la suma de 26 votos que hace la mayoría absoluta y que posibilita un acuerdo de gobierno entre Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e I-E. Por otro lado, a nivel municipal I-E ha conseguido buenos resultados, con tal marca o en candidaturas conjuntas con otras fuerzas. A destacar el gran avance conseguido en Tudela que va a permitir lograr la alcaldía. Y todo ello en una situación muy poco favorable en la que mantenerse ya es un éxito.

En todo caso, considero que en política lo importante no es obtener muchos votos para tener muchas poltronas que repartir. Los partidos políticos no pueden ser una agencia de colocación ni una empresa que reparta dividendos entre los socios, pese a que hay demasiados partidos que ofrecen esa imagen. Lo importante es contribuir a que mejore la sociedad con propuestas, con ideas, con valores. Creo que desde I-E estamos contribuyendo decisivamente al cambio en Navarra y que algunas ideas que hace años defendíamos prácticamente en solitario ahora van siendo patrimonio común. La idea de pluralismo identitario, la necesidad de establecer un marco de convivencia para las diversas identidades, aceptar Navarra como marco propio de decisión, la necesidad de dar prioridad al programa social, a la construcción social sobre cualquier construcción nacional…

Sobre esas ideas hemos de apostar en I-E para negociar un acuerdo de gobierno con Geroa Bai, EH Bildu y Podemos. Creo que hay suficientes cosas en común como para llegar a un programa de progreso y creo que es posible pactar también las diferencias y aparcar aquello que nos divida. Creo que después de muchos años de gobiernos de UPN, que ha gobernado para los suyos, no se trata de dar la vuelta a la tortilla y gobernar para otros, para los nuestros, sino de gobernar para todos. Aunque teniendo en cuenta que gobernar para todos en igualdad no significa tratar de igual modo a quienes no están en la misma situación. Debe haber una apuesta decidida a favor de los más desfavorecidos, de las víctimas de la crisis y del sistema económico.

Si se logra llegar a un acuerdo programático, que como hemos venido diciendo en campaña es nuestra única línea roja para pactar, creo que I-E debe apostar también por formar parte del Gobierno de Navarra que se constituya. Pienso que un apoyo desde fuera es menos eficaz, que el control desde el Parlamento es demasiado poco efectivo, que hay que estar donde se toman las decisiones. Aunque, quizás, sea menos cómodo y puede ser peligroso porque se asumen responsabilidades. Pero en política no hay que estar por comodidad y para evitar riesgos.

Y como parte del modo de hacer política que propugnamos, la decisión sobre el acuerdo programático y, en su caso, sobre entrar en el Gobierno de Navarra debería someterse a consulta vinculante de los afiliados de IU y Batzarre y de los simpatizantes de I-E inscritos para el proceso de primarias abiertas para configurar las candidaturas. Adoptar el método de consulta ni sería novedad ni supondría copiar un invento ajeno. Hace ahora justo veinte años, cuando fui elegido concejal de IU y entramos en el acuerdo tripartito del Ayuntamiento de Pamplona con CDN y PSN, ya lo hicimos, sometimos la decisión a la afiliación de Pamplona.

domingo, 24 de mayo de 2015

¿Del bipartidismo al cuatripartidismo? Diario de campaña

El País habla hoy de que "los cuatro principales partidos políticos (PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos) concurren hoy a las elecciones municipales y autonómicas para medir sus fuerzas reales". Resulta curioso que se hable de esos cuatro como los principales partidos. En el caso del PP y el PSOE está claro, pero en las últimas elecciones de ámbito nacional, las del Parlamento europeo de mayo de 2014, Podemos fue el cuarto partido, por detrás de Izquierda Plural, y Ciudadanos el octavo, por detrás de UPyD, Coalición por Europa (CiU, PNV, CC, CxG) y L'Esquerra pel Dret a Decidir (ERC y otros). En las municipales y autonómicas y en las generales de 2011 Podemos no existía; Ciudadanos todavía centraba su actividad en Cataluña y no se presentó a las generales de 2011.
Sin embargo, hablar de los cuatro principales partidos responde no sólo a lo que pueden anticipar las encuestas, sino sobre todo al interés de los medios de comunicación (que son quienes encargan las encuestas, por cierto) en que haya cuatro partidos.
Hace cosa de un año y medio las perspectivas electorales pusieron muy nerviosos a los poderes fácticos. Para entendernos, los que tienen el dinero y, entre otras muchas cosas, controlan los medios de comunicación. A consecuencia de la crisis económica, los recortes y los escándalos de corrupción, el PP caía en intención de voto pero su desgaste no era aprovechado por el PSOE, afectado también por el descrédito del sistema político. Había el serio riesgo de que aumentara exponencialmente el voto de la izquierda, sobre todo el de IU. Algo había que hacer. Para recoger el voto de derecha desencantado con el PP, para evitar que se refugiara en la abstención, hacía falta otro partido. Se pensó en la unión de UPyD y Ciudadanos, pero ante la negativa de Rosa Díez se apostó por Ciudadanos. Para recoger el voto indignado de izquierda que no iba a ir al PSOE hacía falta otro partido, no tan radical como IU. Se apostó por un Podemos domesticado, socialdemócrata, que no es de izquierdas ni de derechas, ni monárquico ni republicano.
Y ahí estamos, con una apuesta clara del sistema a autorregenerarse un poquito, que algo cambie para que nada cambie, pasando del bipartidismo al cuatripartidismo. Allá donde proceda el PP podrá seguir gobernando con el apoyo de Ciudadanos, allá donde proceda -y como mal menor- el PSOE podrá seguir gobernando con el apoyo de Podemos.
Y en casos desesperados como Navarra, incluso se propone un pacto de PP y PSOE con UPN, al que también se podría añadir Ciudadanos...
Pero serán los ciudadanos los que decidan con su voto.

jueves, 21 de mayo de 2015

Elecciones plebiscitarias. Diario de campaña

Hoy casi todos los columnistas y periodistas del periódico que se edita en Cordovilla redoblan esfuerzos para dejar claro que en estas elecciones solo hay dos opciones: 1) el bloque compuesto por EH Bildu, Geroa Bai, Podemos e Izquierda-Ezkerra que ya tienen un pacto de gobierno para acabar con Navarra (en UPN deben de tener el único ejemplar existente, porque nadie más lo ha visto, y el candidato de EH Bildu hoy duda de la disposición de sus presuntos socios), para anexionar Navarra a Euskadi, euskaldunizarla por completo y llenarla de ikurriñas, esto es, hacer que Navarra deje de ser Navarra, y 2) el bloque "constitucionalista" compuesto por PP, UPN, PSN y, quizás, Ciudadanos, que quieren que Navarra siga siendo Navarra y que los navarros seamos muy felices con mucho empleo y mucho bienestar y mucha educación concertada y la bandera de Navarra y la bandera de España. Tanto criticar (con razón) a los nacionalistas catalanes por querer hacer unas elecciones plebiscitarias y resulta que las primeras elecciones plebiscitarias van a ser las del Parlamento de Navarra para decidir si Navarra sigue siendo Navarra o si deja de ser Navarra.

Resulta curioso que, leyendo el mismo periódico, sean los partidos más "constitucionalistas" los que quieren suprimir un trozo de la Constitución (la Disposición Transitoria Cuarta, parece que Ciudadanos quiere cargarse también la Disposición Adicional Primera, o sea, los regímenes forales al completo), mientras que los supuestamente anticonstitucionalistas quieren conservarlo, y los dudosos no se mojen lo suficiente.

En fin, por lo que a mí me toca, hace meses que ya me pronuncié sobre la alternativa entre que Navarra desaparezca o no. Y en cuanto a Izquierda-Ezkerra, todos esos objetivos que supuestamente persigue con otros partidos enemigos de Navarra no aparecen por ninguna parte en su programa. Claro que dudo que ninguno de esos columnistas o periodistas se hayan tomado la molestia de leerlo. Para qué, si la cosa es muy sencilla, son elecciones plebiscitarias...

martes, 19 de mayo de 2015

Sistema electoral. Diario de campaña

Desde esta pasada medianoche no se pueden publicar encuestas electorales. Lo dice la ley electoral. Pero se publican, sin ir más lejos El Periòdic d'Andorra anuncia que va a actualizar día a día durante toda la semana sus pronósticos sobre el Ayuntamiento de Barcelona. Se lo pueden permitir porque, obviamente, en Andorra no rigen las leyes españolas.
Esta no es más que una pequeña muestra de lo absurdas que son algunas de las normas de nuestra ley electoral que recoge, con pocas alteraciones, el sistema que se pactó en 1977 para celebrar las primeras elecciones tras el franquismo. Una época en que no solo no existía internet, es que tampoco existía otra televisión que TVE. El sistema ha quedado obsoleto por completo, pero ahí sigue. No hay voluntad de cambiarlo porque los partidos que podrían cambiarlo son los beneficiados. Y no sólo habría que cambiarlo por temas menores como lo de las encuestas, sino por temas más importantes como la ruptura de la proporcionalidad por el reparto de escaños en circunscripciones provinciales.
Habría que darle un buen meneo al sistema electoral. Entre otras cosas, a lo mejor podíamos eliminar esta tontería de los quince días de campaña electoral, que todos sabemos que es mentira. La campaña empieza mucho antes y no cesa el viernes a medianoche. Con disimulo, se sigue haciendo el sábado (¿o qué son todos esos reportajes sobre a qué dedican el día de reflexión los candidatos?) y el domingo (con los reportajes sobre cuándo y dónde y con quién han votado los principales candidatos). Hay países donde no regulan la campaña, y no pasa nada.
Yo copiaría el sistema electoral alemán. Copiaría otras cosas de Alemania, como la República federal. Ayer un opinante en un diario de Cordovilla retaba a los votantes de izquierdas a elegir como modelo entre Venezuela o Alemania. Claro que esos discursos siempre tienen trampa. Cuando reclamas como modelo a Alemania por el sistema electoral o el federalismo, tampoco vale. O si dices que no quieres copiar ni de Venezuela, ni de Cuba, ni de Corea del Norte, que son las caricaturas obvias para acusarnos de tercermundistas, como mínimo, que quieres ser muy europeo y te conformas con una educación pública como la de Finlandia, unos impuestos como los de Suecia, un sector público y una protección social como la de Dinamarca, una banca como la de Islandia y una separación Iglesia-Estado como la de Noruega. Y una derecha como la británica, que no se rasga las vestiduras por hacer un referéndum sobre la independencia escocesa y que tiene ministros que dimiten por una multa de tráfico (poca carrera iba a hacer allí Esperanza Aguirre). Entonces tampoco vale.  

Por cierto, vota Izquierda-Ezkerra...

lunes, 18 de mayo de 2015

El caos, por favor. Diario de campaña

La campaña electoral de los navarrísimos se va volviendo cada vez más una caricatura de sí misma. Ante el pánico por una posible pérdida del Gobierno que indican las encuestas se insiste en el manido discurso de “o yo, o el caos” sin ningún disimulo. Nos lo han repetido este fin de semana: si no gobierna UPN llegará el caos en forma de un gobierno independentista que eliminará la bandera de Navarra para poner la ikurriña, hará homenajes a los terroristas y obligará al exilio a miles de navarros mediante amenazas y coacciones.

No puedo evitar acordarme de aquella serie de televisión de mi infancia, Get Smart, aquí titulada El superagente 86. El candidato Esparza, que guarda cierto parecido con Maxwell Smart (que no hacía mucho honor a su apellido, impuesto con evidente sarcasmo), quizás no la recuerde porque lleva unos pocos años menos que yo siendo navarro. En aquella serie se enfrentaban dos organizaciones secretas, Control y Caos. En otras palabras, el Bien y el Mal. UPN juega a utilizar el mismo mecanismo de control social, amenazar con la inexistencia de elección de otra alternativa que no sea el caos, el mal absoluto. Un esquema escasamente democrático.


Si me dan a elegir, yo prefiero el caos. Hace años que la ciencia estudia la teoría del caos y, en lugar de identificarlo como la destrucción, la confusión, el mal absoluto, ha llegado a la conclusión de que vivimos en sistemas caóticos. El sistema solar, la meteorología, la demografía, el cuerpo humano, se explican como sistemas caóticos, sistemas con un comportamiento dinámico más complejo y más difícil de predecir que otros sistemas, estables o inestables, pero en todo caso con un cierto orden. El miedo al caos suele ser simplemente miedo a lo que se desconoce… por el momento. Entre el orden de UPN, que ya conocemos, y otro orden, aunque sea caótico, por favor, que llegue pronto el caos.


viernes, 15 de mayo de 2015

15-M Diario de campaña

15 de mayo, 15-M. Un aniversario de sabor agridulce. Hace cuatro años surgió una movilización ciudadana que reclamaba un cambio importante en la política de este país. Movimiento de indignados, dijo la prensa, alguna muy optimista en otros países hasta habló de Spanish revolution. Ojalá. Los resultados, por el momento, son mucho más modestos. Las aspiraciones puestas de manifiesto entonces siguen pendientes. Incorporadas a la agenda política, pero pendientes.

Un movimiento como el del 15-M, como cualquier otro movimiento social o político, requiere de dos cosas para triunfar: un programa y una organización. Las difusas ideas que se enarbolaron en tantas plazas y manifestaciones han de concretarse en un plan de acción. Las asambleas abiertas pueden ser un comienzo de algo, pero pronto se agotan sus resultados, para avanzar en acciones que transformen las cosas deben dotarse de una organización política mucho más vertebrada.

Por desgracia no ha surgido ese programa ni esa organización. Hay muchos programas, muchas organizaciones, unas nuevas, otras antiguas, otras viejas. La aspiración de confluencia de toda esa gente, esa organización y esas propuestas en un frente político no ha sido posible. Ni en las municipales de 2011, ni en las generales del mismo año, saldadas ambas con victorias aplastantes del PP, ni en las europeas de 2014, ni en las actuales municipales de 2015.

Pienso que para llevar adelante las aspiraciones del 15-M no procede, ni procedía, crear un nuevo partido político. Ya hay demasiados partidos. Nuevos y viejos. Muy parecidos unos a otros. En lugar de más, sería preferible que cambiaran para ser mejores. Y en estos tiempos lo que procede es articular los partidos y otras organizaciones existentes para crear una red, una plataforma, un frente, que lleve adelante ese programa común que puede compartir la mayoría social que jaleó el 15-M. Por aquel entonces, 2011, ya escribí que el partido monolítico de antes está desfasado, lo viable hoy es el movimiento, la alianza flexible de diversas organizaciones a las que une un programa o una causa.

Y vamos a hacer un poco de autocrítica. Izquierda Unida lanzó un proceso de refundación que se ha quedado sin culminar. Tenemos mucha tarea pendiente para cambiar internamente, y cambiar los modos de actuación, para poder cambiar la realidad que nos rodea. Sea cual sea el resultado de estas elecciones hay que continuar en esa senda.

Por lo demás, ya hemos pasado algún rubicón de la campaña, ayer en el frontón Labrit de Pamplona tuvimos el acto central de Izquierda-Ezkerra con la presencia de Cayo Lara.


martes, 12 de mayo de 2015

Una nueva forma de hacer política Diario de campaña

Todo nuevo partido político que empieza lo dice; vamos a empezar una nueva forma de hacer política. Muchos candidatos lo dicen también la primera vez que lo son. Incluso partidos antiguos lo dicen. A los electores parece que les suena bien, y se lo creen, porque no les suele gustar la forma de hacer política que conocen. Pero me temo que suele funcionar la magia de lo nuevo aunque no tenga contenido, igual que esos anuncios publicitarios que te venden "un nuevo concepto" de algo, aunque el concepto es el mismo y se trata simplemente de un nuevo producto más. Siempre pienso que es preferible que te vendan un nuevo producto mejor que el anterior, y que te lo digan así, pero que no pretendan entrar en disquisiciones metafísicas sin fundamento.

La política suele hacerse casi siempre de una forma muy parecida. O de formas muy parecidas. Lo que suele diferenciar a unos políticos de otros, o unos partidos de otros, no suele ser que la forma sea nueva o vieja, sino algunas otras cosas, como si es a favor de unos pocos o de la mayoría, si se hace para conservar o para cambiar, para concentrar o repartir el poder, etc. Pero casi todo está inventado desde hace siglos, como nos cuenta hoy John Carlin, por algo los clásicos son los clásicos. La democracia, la demagogia, la oligarquía, la dictadura, los partidos, los líderes, la participación, la corrupción, la mentira, la transparencia, casi todo está inventado desde hace siglos, desde los griegos o antes. Lo único realmente nuevo de los últimos años es internet; pero para hacer política lo usa todo el mundo y está dejando de ser tan nuevo. Los nuevos partidos suelen parecerse a los viejos en cuanto echan a andar. Me parece más inteligente, en lugar de valorar la novedad, preguntar qué es exactamente lo que se pretende hacer. Y qué intereses se van a defender.

La campaña en Navarra se ha metido en otras cuestiones igualmente metafísicas. Si Navarra debe seguir siendo Navarra, o si algunos quieren que Navarra deje de ser Navarra. Que no deja de ser una mínima actualización de aquel tautológico lema de Navarra es Navarra de Jaime Ignacio del Burgo. Que sigue siendo un clásico, aunque esté más o menos retirado de la política, no hay más que ver cómo otros inventos suyos, como la Disposición Transitoria Cuarta o el órgano común (consejo de cooperación vasco-navarro, lo llamó él), siguen estando en el "candelabro".

A mí, oyendo lo de que Navarra tiene que seguir siendo Navarra en boca de los navarrísimos, o sea, los más navarros, los que se creen los dueños de la finca y con potestad para dar certificados de navarridad, me suena a que para ellos Navarra es, esencialmente, seguir mandando ellos. Todo lo que no sea seguir mangoneando ellos no es Navarra, es la no Navarra, o la anti Navarra. En ese sentido, yo estoy deseando que Navarra deje de ser Navarra. A ver si alguna vez podemos gobernar los malos navarros, que ya es hora.

Hoy teníamos poca campaña, pero he estado glosando el debate televisivo de ayer a ocho en la tertulia de Navarra TV de hoy a la tarde.

¡Ah!, y vota Izquierda-Ezkerra.

domingo, 10 de mayo de 2015

Lo importante es participar. Diario de campaña electoral.

Lo más relevante de ayer, en mi campaña, fue que se publicó en Diario de Noticias (el resto de los periódicos del mundo no suelen publicarme) un artículo titulado Izquierda y derecha, no da igual. Unos pocos compañeros me dijeron que les gustaba o lo retuitearon.

Ahí resumo de qué va esto de la política, para mí, y por qué estoy en una organización política cuyo nombre empieza por izquierda. Para trabajar por mejorar la sociedad buscando que todas las personas tengan iguales derechos y oportunidades en la vida. En fin, sobre todo, peleando por la igualdad en una sociedad desigual, porque la desigualdad es injusta.

Otros están en política para que las cosas sigan siendo como son -o que Navarra siga siendo Navarra, dice alguno-, porque parece que ya les van bien. Están en su derecho, aunque hay que exigirles que lo reconozcan, como aquel al que le grabaron diciendo que estaba en política por dinero. Otros están para ganar, si hay que cambiar el discurso se cambia, pero lo importante es ganar, y una vez que se gana lo demás no importa, como si no se puede cumplir el programa. Yo lo veo más en plan deportivo, lo importante es participar conforme a los principios y valores que uno tenga, sin doping, aunque no se gane, o no se gane siempre, o no se gane casi nunca. Eso sí, intentando ganar siempre, que en eso consiste participar.

Pero, en fin, hay gente para todo. Cada uno sabrá para que está en esto, o lo que vota y por qué.

Por otro lado, sigo rumiando la última encuesta del CIS. Por supuesto que no acertará, véase lo que acaba de suceder en el Reino Unido, ninguna encuesta acierta exactamente lo que va a salir, pero todas te marcan alguna tendencia, aunque solo sea la de quien la ha encargado. Lo que más me ha gustado es que en Barcelona den ganadora a Barcelona en Comú, la candidatura de Ada Colau que empezó llamándose Guanyem Barcelona. Meses antes de esta campaña ya dije que deberíamos intentar extender el modelo a Navarra, o a cualquier otra parte, constituyendo candidaturas ciudadanas amplias, apoyadas por ciudadanos y partidos políticos, y que esa era la vía para impulsar la refundación de la izquierda. Luego no ha sido posible. Las candidaturas unitarias han sido más bien pocas. Han primado los intereses particulares, el deseo de impulsar la propia marca, la desconfianza de unos hacia los partidos políticos, las de otros hacia los ciudadanos, las estrategias sectarias y a corto plazo, el protagonismo de algunos candidatos. Dotar de una expresión electoral a lo que fue el 15-M ha sido sustituido por ofrecer a los indignados de entonces la tradicional opción entre el Frente Popular de Judea y el Frente Judaico Popular. Así que el voto transformador se dispersa y pierde eficacia. Salvo en Barcelona (donde se han unido ICV, EUiA, Equo, Podemos, Procés Constituent) y pocos sitios más donde hay candidaturas realmente unitarias, en otros muchos lugares las supuestas candidaturas ciudadanas son una candidatura más compitiendo entre otras. En cualquier caso, pase lo que pase en estas elecciones, habrá que seguir trabajando en esa dirección.


sábado, 9 de mayo de 2015

Ya falta menos. Diario de campaña electoral

Pues ya estamos en el segundo día de campaña electoral. Me da tanta pereza que no creo que en este diario escriba todos los días... alguno que otro. Soy de la misma opinión que Jorge Nagore, suprimiría gustoso las campañas electorales. El modelo de campaña electoral que más me gusta es el de Amanece, que no es poco, donde el alcalde convoca elecciones "para mañana". Yo siempre he tenido claro el voto y no he necesitado ni que me convenzan ni día de reflexión. Ya podía el resto hacer lo mismo.

Afortunadamente, en estas elecciones voy el noveno en la lista de Izquierda-Ezkerra para el Parlamento de Navarra. Un puesto cómodo, pocas opciones de salir (aunque no renuncio a la sorpresa) y sin muchas obligaciones. El que trabaja es el número uno, y en lo que no llega el número dos o el tres. He sido alguna vez número uno, o dos, y sé lo que hay. Los medios de comunicación exigen siempre que aparezca el uno, si va el dos parece que les haces un feo. Y los electores, lo mismo, si al mitin de su pueblo mandas al dos o al tres se consideran minusvalorados. Así que desde el número nueve me toca solo echar alguna mano y desde casa, pero los que se van a currar la campaña e ir de pueblo en pueblo y de barrio en barrio son los de arriba. Qué alivio. Aunque en el acto de arranque de la campaña me tocó sujetar la pancarta.

Bueno, para arranque de campaña ya está bien... os dejo con el video de campaña de Izquierda-Ezkerra.

¡Ah! Y vótanos.